Derecho de acceso a la información total, pero con buena base

El ser humano necesita información para crecer como tal. Este es el punto de partida, por lo menos el personal, que podrá ser compartido o no, pero es uno entre tantos que seguramente circulan por el universo mental del animal “racional” que somos.
Muchas veces se dice –con buen criterio- que, quien tiene información tiene poder, a lo cual personalmente le agrego el conocimiento, entendido éste como la formación intelectual del hombre y la mujer.
Mientras tanto, cabe aclarar que el poder no debe considerarse como la posibilidad de ejercer supremacía uno sobre otro, sino como el saber para comprender la realidad de un mundo complejo como el actual que requiere de permanentes cuestionamientos para no aceptar todo como se nos ofrece.
Por consiguiente la información como tal, podría dividirse en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde lo público a lo privado, aunque en esto último existe algo que denominamos privacidad o reserva, que es cuando atendemos a la vida puertas adentro del sujeto investigado para lograr esos datos que permitirán dar luz hacia la duda ó ignorancia que planteamos.
La información entendida como sinónimo de indagación ó investigación debe arrojar por tanto conceptos claros para que se entiendan las acciones de los gobernantes, funcionarios, empresas, etc, y de esa manera se conozcan sus alcances, sus beneficios y porqué no, los perjuicios que podrían ocasionar a parte o la totalidad de la sociedad que integran.
Generalmente quienes requieren de información son aquellos que integran grupos de la sociedad que tienen mayor capacidad de crítica hacia lo que se les ofrece, llegando al extremos de considerarse intérpretes de quienes por diferentes razones no forman parte de esta lógica. Éstos últimos manejan otros códigos, otras formas de relacionarse, por consiguiente se comunican diferente, sin que por ello no tengan los mismos derechos que los “bien informados”.
Es así que cabe preguntarse: ¿por quiénes dan batalla los defensores de una información cristalina, pública, amplia?; y lo podemos hacer también en primera persona: ¿respondemos realmente al interés colectivo, o hemos formado en nuestro consciente una constelación de ideas que nos hace creer fiscales y jueces de una realidad que también nosotros construimos?.
No se requiere de un profundo estudio sociológico ni psicosocial, ni hasta estadístico, para darse cuenta que lamentablemente, la sobre-exposición a información tiende a formar diferentes ideas en la mayoría de las sociedades.
Tomemos por ejemplo que el mercado, dominando por empresas que por ende persiguen lícitos fines de lucro, es decir dinero y más dinero, en el tema de la comunicación nos venden y hasta regalan teléfonos celulares para que estemos mejor comunicados. Nos dicen –y nosotros les creemos- que si tenemos el último aparatito que funciona con una caricia, vamos a tener el mundo en nuestras manos. Es decir que accederemos a toda la información necesaria como para saber qué está pasando y cómo actuar. Sin embargo no todos están preparados para utilizar debidamente esa catarata de información.
Por consiguiente la información, conformada por datos de diferentes realidades a través de diferentes investigaciones, debe contar con un receptor que sea capaz de entenderla, porque también ha quedado demostrado que por más directo que seamos en el mensaje, siempre alguna duda generamos.
Concluyo en que es bienvenida toda apertura a obtener la mayor y mejor información de todos los ámbitos que nos rodean, pero no seamos tan escuetos de pensamiento, en creer que con esto es suficiente como para formar conciencia social sobre cualquier tema.
No veamos la información como una herramienta que nos otorgue poder.
Pueden existir leyes como forma de obtener la información, pero debemos tener claro que en la vida solamente somos parte de un todo y a ese todo difícilmente le alcance el tiempo para conocernos profundamente. No tengamos vergüenza de sentirnos ignorantes y busquemos aprender un poco más cada día. Utilizar la información con formación intelectual y espiritual nos permitirá construir algo un poquito más cercano a la verdad, pero sólo un poquito.