El domingo 17 de mayo, a la edad de 88 años nació en Paso de los Toros ciudad ubicada en el departamento de Tacuarembó (República Oriental del Uruguay), el escritor Mario Benedetti. Aunque rápidamente lo trasladaron a Montevideo y de allí al resto del mundo.
Nacido en el seno de una familia típica del interior del país, como en la gran mayoría de hace casi un siglo, (sin demasiada diferencia con la actualidad) trabajadores, que luego de algún tiempo se trasladaron a Montevideo, hacia donde Benedetti fue, lo obligaron a irse y luego retornó. Por las dudas lo aclaro, el tiempo se me entrecruza, y si algún intelectual llega a leer esta nota, si bien físicamente nació hace 88 años, recién hoy nació para el mundo, dejando de ser ciudadano uruguayo, para transformarse en un ser intangible pero pleno de reconocimiento en cualquier parte del planeta.
Desde el domingo 17 de mayo de 2009, se transformó su estado físico en algo que cambia radicalmente el estado de ánimo de cualquier ser humano: todo aquello que nos emociona y nos transporta desde nuestra realidad hacia otro estado superior.
Los canales de televisión, los diarios, las radios, los medios electrónicos a través de Internet “descubrieron” por un día que la noticia no era la violencia, la marginación, la gripe A, la crisis y tantas pestilencias humanas que a diario nos consumen, sino que por el contrario, lo que mayor valor tiene es la palabra, pero aquella que este Benedetti tal vez sin proponérselo logró transformar en sueños. Pertenece al grupo de esos pocos que utilizando el lenguaje no agreden el espíritu, sino que dan un valor agregado a los sentimientos, hacia algo tan intangible como “el alma” y pintan con versos la realidad sin negar el dolor. Descubrimos que no es suficiente ser consumidores de productos electrónicos, ni es suficiente satisfacer nuestras necesidades con el control remoto, sino que por el contrario, nos hace falta algo simple pero sentido, la palabra. La palabra para hacer explotar nuestros sentimientos y que éstos se diseminen por todos lados.
Con la transformación de su materia, nació el 17 de mayo de 2009 Mario Benedetti, en la ciudad de Montevideo, desde donde pasa a estar en todos lados. Nos dio una bofetada para provocar nuestra reacción, aunque más no sea mientras la noticia de su partida permanezca en los medios de comunicación.
Este hombre que acaba de nacer, tiene un extraño don, ya que escribió lo siguiente y seguramente a partir de ahora será más popular:
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.
Nacido en el seno de una familia típica del interior del país, como en la gran mayoría de hace casi un siglo, (sin demasiada diferencia con la actualidad) trabajadores, que luego de algún tiempo se trasladaron a Montevideo, hacia donde Benedetti fue, lo obligaron a irse y luego retornó. Por las dudas lo aclaro, el tiempo se me entrecruza, y si algún intelectual llega a leer esta nota, si bien físicamente nació hace 88 años, recién hoy nació para el mundo, dejando de ser ciudadano uruguayo, para transformarse en un ser intangible pero pleno de reconocimiento en cualquier parte del planeta.
Desde el domingo 17 de mayo de 2009, se transformó su estado físico en algo que cambia radicalmente el estado de ánimo de cualquier ser humano: todo aquello que nos emociona y nos transporta desde nuestra realidad hacia otro estado superior.
Los canales de televisión, los diarios, las radios, los medios electrónicos a través de Internet “descubrieron” por un día que la noticia no era la violencia, la marginación, la gripe A, la crisis y tantas pestilencias humanas que a diario nos consumen, sino que por el contrario, lo que mayor valor tiene es la palabra, pero aquella que este Benedetti tal vez sin proponérselo logró transformar en sueños. Pertenece al grupo de esos pocos que utilizando el lenguaje no agreden el espíritu, sino que dan un valor agregado a los sentimientos, hacia algo tan intangible como “el alma” y pintan con versos la realidad sin negar el dolor. Descubrimos que no es suficiente ser consumidores de productos electrónicos, ni es suficiente satisfacer nuestras necesidades con el control remoto, sino que por el contrario, nos hace falta algo simple pero sentido, la palabra. La palabra para hacer explotar nuestros sentimientos y que éstos se diseminen por todos lados.
Con la transformación de su materia, nació el 17 de mayo de 2009 Mario Benedetti, en la ciudad de Montevideo, desde donde pasa a estar en todos lados. Nos dio una bofetada para provocar nuestra reacción, aunque más no sea mientras la noticia de su partida permanezca en los medios de comunicación.
Este hombre que acaba de nacer, tiene un extraño don, ya que escribió lo siguiente y seguramente a partir de ahora será más popular:
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.