Cuando el Canario Luna le cantó a Florida

Fue a fines de la década del ‘80, cuando con un grupo de amigos hacíamos lo que más nos gustaba: interpretar y crear a través de la música.
Por entonces ya habíamos logrado grabar nuestro primer cassette (dícese de un rectángulo de plástico en cuyo interior se encuentra una cinta en la que se registra sonido), es decir lo más parecido a un cd de hoy; con una obra del escritor floridense José Pedro Galain.
Convencidos de nuestro arte, nos ingeniamos para grabar un segundo cassette, ésta vez con muchas letras que me pertenecen, otra de Mauricio Rivas y de Carlos Carbajal. También estaban Cono (chavo) Chávez, el Beatlle Brienza, “el Bicho” Cortéz y cantaron con nosotros muchas de las voces de la vieja Quemada, entre ellos “el colorado” Fernández.
Y como el ingenio popular nunca descansa, alguien del grupo, no recuerdo bien quien fue, tuvo la feliz idea de que dejáramos una versión con nuestro estilo de la Canción de los barrios, es decir el himno popular de Florida.
Pero la idea no terminó ahí, también se propuso lograr que el Canario Luna participara, cantando junto a nosotros.
Nada más y nada menos que el Canario Luna!.
Contacto va, contacto viene, una tarde en los estudios de La Batuta, en el mítico Palacio Salvo, dos compañeros salieron a buscar al uno de los íconos de la música popular uruguaya.
¿Quién iba a pensar que iba a aceptar interpretar un tema con un grupo de gente que venía desde Florida?.
Sin embargo esa tarde de sábado el tipo estaba ahí. Simple, sencillo y sin mayores pretensiones.
Reconozco que me impresionó. Fue un momento muy fuerte.
Y el tipo escuchó la marcha de Florida, la cantó una vez, otra más y a la tercera quedó. Para mí impresionante. Al rato se fue, tal como si no hubiera pasado nada importante.
Es que evidentemente el Canario Luna disfrutaba de cada cosa que hacía. Un almuerzo con amigos, un vino, un momento cualquiera de la vida. Los que lo conocían bien dicen que era un amigo de verdad, de esos pocos que uno encuentra en la vida.
El otro recuerdo que tengo es muchos años antes cuando vino al Unión con Jaime Ross y se quedó tomando una en la cantina.
Algunos no entendieron en aquel momento la propuesta que un grupo de jóvenes de Florida, seguramente a partir de ahora la disfrutarán más.
Seguramente faltó letra a esta pequeña crónica.
A los amigos de aquella aventura, vaya también este recuerdo.