Inexorablemente nos encontramos dentro de un período en el cual los ciudadanos debemos elegir a quienes desde un Gobierno Departamental deberán implementar planes y medidas concretas para mejorar nuestra calidad de vida en las urbes y en el medio rural.
Históricamente eso que conocemos como campaña electoral esta marcada no solamente por la capacidad de ofrecer propuesta de los candidatos y sus partidos, sino de otro ingrediente no menor que es el enfrentamiento de los mismos- enfrentamiento que en ocasiones dejan de manifiesto hasta donde el ser humano es capaz de caer, hasta donde puede llegar para desagotar lo que su mente transformada en cámara séptica es capaz de producir y diseminar en su entorno.
A eso usualmente se lo conoce como que en campaña electoral vale todo.
Algunos individuos casi humanos, son especialistas en este tipo de campañas y seguramente todos conocemos al menos a uno.
Sin embargo y por mas que existe un grupo afín a estos seres , me resisto a este tipo de acciones, y creo sí que nos merecemos cada vez mas como sociedad un mayor respeto no solo desde quien como actor político partidario es protagonista de estos actos, sino por aquellos que los secundan y hasta por quienes trasmiten esos mensajes.
No creo que en una campaña electoral, como en ningún orden de la vida se pueda argumentar que vale todo con tal de lograr el objetivo trazado.
Creo firmemente que quienes así obran, están genéticamente condicionados por una posición mental feudal y de un desprecio tal por el semejante, que lo único que persigue es lograr un poder por el poder mismo, o trasmitir –tal como ya lo he escrito- sus frustraciones y temores.
El vale todo me resulta repugnante.
Puedo pensar que se afilian a él aquellos mediocres pseudo intelectuales, auto valorados como los poseedores de la verdad, aquellos a quienes algunos de sus congéneres confían la interpretación de lo que pasa y se transforman en víctimas inconscientes, por los violadores de la fe.
Los que inducen a la mentira a sabiendas de su accionar, son partícipes del todo vale, porque es la única forma de justificar su presencia terrenal.
Sé que seguramente la realidad marque bajo el argumento de que estamos en campaña electoral vale todo. Sin embargo, quisiera ver algún día un poco más de respeto por el semejante, acá no vale todo, no porque yo lo piense, sino porque las sociedades necesitan un punto de inflexión, de raciocinio mezclado con amor, ese mismo amor que algunos no sienten ni por ellos mismos.
No vale todo. Por lo menos eso es lo que creo, aunque no se si te importa.
Históricamente eso que conocemos como campaña electoral esta marcada no solamente por la capacidad de ofrecer propuesta de los candidatos y sus partidos, sino de otro ingrediente no menor que es el enfrentamiento de los mismos- enfrentamiento que en ocasiones dejan de manifiesto hasta donde el ser humano es capaz de caer, hasta donde puede llegar para desagotar lo que su mente transformada en cámara séptica es capaz de producir y diseminar en su entorno.
A eso usualmente se lo conoce como que en campaña electoral vale todo.
Algunos individuos casi humanos, son especialistas en este tipo de campañas y seguramente todos conocemos al menos a uno.
Sin embargo y por mas que existe un grupo afín a estos seres , me resisto a este tipo de acciones, y creo sí que nos merecemos cada vez mas como sociedad un mayor respeto no solo desde quien como actor político partidario es protagonista de estos actos, sino por aquellos que los secundan y hasta por quienes trasmiten esos mensajes.
No creo que en una campaña electoral, como en ningún orden de la vida se pueda argumentar que vale todo con tal de lograr el objetivo trazado.
Creo firmemente que quienes así obran, están genéticamente condicionados por una posición mental feudal y de un desprecio tal por el semejante, que lo único que persigue es lograr un poder por el poder mismo, o trasmitir –tal como ya lo he escrito- sus frustraciones y temores.
El vale todo me resulta repugnante.
Puedo pensar que se afilian a él aquellos mediocres pseudo intelectuales, auto valorados como los poseedores de la verdad, aquellos a quienes algunos de sus congéneres confían la interpretación de lo que pasa y se transforman en víctimas inconscientes, por los violadores de la fe.
Los que inducen a la mentira a sabiendas de su accionar, son partícipes del todo vale, porque es la única forma de justificar su presencia terrenal.
Sé que seguramente la realidad marque bajo el argumento de que estamos en campaña electoral vale todo. Sin embargo, quisiera ver algún día un poco más de respeto por el semejante, acá no vale todo, no porque yo lo piense, sino porque las sociedades necesitan un punto de inflexión, de raciocinio mezclado con amor, ese mismo amor que algunos no sienten ni por ellos mismos.
No vale todo. Por lo menos eso es lo que creo, aunque no se si te importa.