Hola!, me comunicás contigo?

Cada vez que intento trasmitir algo a alguien, una vez que logré hacerlo, termino creyendo que el desarrollo avasallante que vivimos me encierra más y más en mi mismo y soy artífice de mi propia cárcel, y veo a la inmensa mayoría de mis conocidos en la misma situación. Tan contradictoria realidad me sorprende ahora escribiendo sobre algo tan natural como la comunicación.
La comunicación es en esencia la forma en la cual fundamentalmente intercambiamos datos de una situación o sentimientos con nuestros semejantes, algo simple, pero extremadamente complejo a la vez.
La realidad nos muestra una amplia oferta de medios para que utilicemos cuando pretendemos llegar a una o más personas, pero algunas veces -porqué no la mayoría- nos queda una sensación de vacío.
Se ha despersonalizado a tal punto la forma en la cual hacemos notar lo que pensamos que
hoy creemos tener más amigos que los dedos de una mano, y nos sorprende cuán lejos podemos llegar con solamente acariciar el teclado de una computadora.
El mensaje de texto por teléfono celular, la llamada por teléfono celular, el facebook, el chat (bajo la denominación que se quiera), los correos electrónicos, entre otros, han desplazado en muy corto tiempo a las cartas, el telegrama, la nota escrita en un pequeño papel de “puño y letra”, y algo que personalmente me inquieta: el contacto personal.
Cada día es más difícil encontrar a alguien que te trasmita personalmente lo que siente o necesita comunicarte.
Cada día nos volvemos más “virtuales” que reales.
Estamos cerca uno del otro, pero no uno junto al otro.
Es sin tal vez, la tarea más complicada que nos queda por delante.
No adaptarnos nosotros a los medios, sino utilizar inteligentemente los mismos para que el resultado sea mejor del que lográbamos antes que ellos se inventaran.