Somos bárbaros

En pocas horas Florida se conmocionó, se movilizó histérica de históricos problemas mal resueltos.
Incidentes en un barrio marginado y no marginal, provocan el cierre temporal de un comedor donde se asiste a 200 personas y en una noche donde la paciencia se perdió, los hechos no coincidieron con las promesas, un grupo de trabajadores tomó una planta frigorífica.
En crónicas periodísticas se puede simplificar estos acontecimientos aduciendo por un lado que cansados de tantos actos vandálicos contra el comedor en cuestión, las autoridades resolvieron su cierre, pero los vecinos protestan y la barbarie dice presente.
Para el otro caso se puede afirmar que temerosos de perder su fuente laboral ante la inacción de la patronal los obreros resolvieron ocupar la empresa alertados por un embargo entablado por otros privados contra la misma.
Y la barbarie dice presente.
Para aclarar los tantos, y la mala interpretación que algún lector desprevenido pueda hacer, de acuerdo a lo que he podido aprender a lo largo de estos años de vida, entre lo que dicen los libros y la realidad, la barbarie es ese estado intermedio entre la cultura primitiva, salvaje, irracional y aquella que se considera civilizada, es decir racional, avanzada en sus concepciones, ó en una definición más académica “como grado superior de desarrollo de la sociedad humana”.
Bajo esta concepción de la barbarie entendida como algo salvaje o irracional reflejada por estos días, es que nos atrevemos a afirmar que la misma siempre estuvo presente, pero en estado latente, no visible, pero sin embargo previsible.
La violencia de sectores supuestamente marginales ¿es de ahora?, ¿es un hecho que sorprende?, ¿recién nos enteramos que existe?. Hace algunos años que comenzó a acentuarse, a profundizarse, pero como las sociedades cambian y la culpa la tienen los que “imitan los malos ejemplos” y no hay juez ni siquiera en casa para impartir otros valores,
nadie es,
nadie ve,
nadie escucha,
nadie se hace responsable y el culpable es el otro.
Pero cuando surgen hechos que afectan el interés colectivo, como lo es sin duda el servicio de un comedor, se pide mano dura con los violentos y se exige a quien brinda un servicio que lo haga a cualquier precio.
¿Quiénes son los bárbaros?, ¿desde cuándo?.
Estamos ya no frente a un problema, sino ante una crisis que debe abordarse con la gravedad que tiene y con la responsabilidad que a cada uno le compete. Y si por alguna razón las instituciones se han visto desbordadas, habrá que convocar a quien tenga los conocimientos necesarios como para enfrentar de una vez y a fondo los problemas sociales y de conducta que se aprecian, dejando de denigrar a los integrantes de la sociedad por encontrarse morando en una zona u otra de una ciudad.
Los bárbaros de la carne El otro caso que nos ha conmovido es la situación límite a la que se han visto expuestos los trabajadores del frigorífico local. En un repaso fugaz de los acontecimientos todo se inicia con el envío al Seguro de Paro, luego una ampliación de la medida, y otra y ahora otra. La sensación que se genera en el trabajador ya deja de ser de inquietud para transformarse en incertidumbre. El futuro del trabajador y su familia depende del salario que percibe por una tarea que puede desaparecer y con ella su seguridad emocional y económica.
Hay quien dice que el mercado todo lo regula. Ahí están las consecuencias.
La industria cárnica, una de las que genera mayores divisas al país, con miles de trabajadores en el Seguro de Paro. La explicación es muy compleja para el razonamiento simple del que vive sin más mercado que la feria de los sábados en su cabeza.
Y si a esto le agregamos que el ciudadano común, ese que cuenta los pesos para comprar un kilo de asado, y no conoce de mercados ni mercaderes (aunque los padece), se desespera porque considera que lo están robando cuando le venden “un churrasquito” a precio de oro, vemos que acá hay cosas que no funcionan adecuadamente y no se explican claramente.
Y esto que sucede no es un hecho extraordinario, es un capítulo más en la historia de nuestro departamento.
Tal vez los mismos o casi los mismos que aseguraban que el mercado todo lo regula, ahora se sumen al enérgico reclamo de ¡que el Estado haga algo!, y pongan cara de circunstancia…
La inestabilidad laboral que se vive en la industria frigorífica, en particular la de Florida no surgió la noche en que los trabajadores tomaron la planta en señal de protesta, tiene mucho tiempo.
Para ser bárbaros en el sentido que a veces utilizamos esta palabra como algo magnífico o sensacional, nos falta llegar a la civilización, y de eso tenemos que ocuparnos cada uno de nosotros, comenzando por casa, para no seguir en esta barbarie.