El destino se empecina y nos llena de ausencias

Una parte de nuestro camino es ineludible.
Ese que nos separa para siempre, ó hasta pronto.
Con el paso de los años hay afectos que solamente están en nuestro interior, en el recuerdo y son tangibles en su legado, ya sea familiar o por ejemplo en una expresión artística.
En esta última me detengo hoy, porque golpea una vez más en poco tiempo la ausencia de alguien que hemos conocido. Ya no importa si personalmente y hasta si compartimos el ambiente laboral, sino que compartimos el mate, la guitarra, los sueños, los divagues...la amistad.
El destino se empecina y nos llena de ausencias.
No pensaba escribir, pero primero se fue Nelson González y guardé silencio, después Fernando González (El Mago) y mastiqué silencio, y ahora Shubert Suárez, el Flaco, y ya es demasiado el silencio. Merecen al menos, mi público respeto.
¿Qué hizo el flaco?
Si mal no recuerdo el flaco trabajó en la Jefatura, fue periodista, el primer informativista de la televisión de nuestro terruño, pero por sobre todo al flaco le gustaba el canto, la guitarra, el boliche, los amigos...
Hace unos días me lo encontré, estaba dando la pelea, era dura, pero él me dijo que tenía fuerzas para seguir...
Eran tan imperfecto como cualquier mortal, pero igual que Nelson, que Fernando, el Flaco era gente, y eso no se compra, se trae desde la cuna, y queda como recuerdo para los amigos.