Crónica de una nostalgia
por la Independencia
El 25 de Agosto fecha en
que los uruguayos conmemoramos la Declaratoria de la Independencia, tiene esa
rara combinación de ser contemporáneamente una extensión de la Noche de la
Nostalgia con el desfile de los gurises, el Palco Oficial, la protesta del
momento, el mate, el Pabellón Nacional, la historia y la histeria por encontrar
un lugar para ver cómodamente el desfile.
Después, si viene el
Presidente mejor.
Ahora bien, qué se dijo en
los discursos, ni idea.
Lo importante es estar,
termo y mate bajo el brazo, la silla playera si se da, la familia y el desfile.
Los escolares, los
liceales, algún que otro cuerpo policial o militar, y la caballería de las
instituciones tradicionalistas, con Los Blandengues incluidos con “el moro de
Artigas” y el perro cimarrón.
El 25 de agosto, es, o
debería ser para nosotros los uruguayos, los “orientales tan ilustrados como valientes”
la representación viva de la máxima expresión de libertad, o al menos
parecerse.
Pasaron de siglos y la
estructura social sigue siendo en algo parecida.
Es que aquel 25 de Agosto
en una Asamblea integrada por letrados ilustrados bien intencionados se redactó
una Declaratoria de Independencia. Y el pueblo afuera, aguardando, en sus
ranchos, en las incipientes calles, en
las pulperías y hasta en la comisaría.
Hoy no difiere demasiado.
Es más el documento no está en Florida.
Los escenarios casi son
los mismos, nada más que actualizados.
En la Piedra Alta los discursos,
la oratoria, el gesto adusto de las autoridades pechándose sobre la alfombra
roja para entrar en el cuadro de la foto, entonando el Himno Nacional, que
digno es de reconocer pese a los avances tecnológicos no se escucha por una red
de parlantes emitidos desde un cd, sino que aún se sigue interpretando por una
banda, ó como este año una orquesta sinfónica juvenil. Sumémosle los niños y
adolescentes con sus uniformes y los abanderados, soportando el frío que no
solamente tiene relación con las bajas temperaturas de la época.
Y la ciudadanía…descansando
por el feriado, y no participando porque no, porque no lo motiva ni la fecha,
ni los convocantes, ni los oradores, ni la Patria, ó simplemente porque no
tienen ganas.
Después sí, los más
patriotas o familiares de los gurises que desfilan se agolpan en tres cuadras
uno junto a otro, separados por la cuadra de la Plaza Asamblea (punto de
referencia histórica) donde se colocan tres palcos que con el paso de los años
cada vez cuesta más llenar de “autoridades”.
Las autoridades que se
quedan en medio de la seguridad, el vallado, y el punto central del desfile,
pero que solamente se verán por televisión o en las páginas de los diarios o
sitios web.
Es que la gente, en su
inmensa mayoría, no concurrió convocada por ellos, fue a ver otra cosa,
concurrió motivada por el desfile y en particular por quienes desfilaron.
Es que la Independencia,
la que conmemoramos, fue declarada hace tanto tiempo que ya ni sabemos bien
porqué el 25 es una fecha Patria, eso sí es feriado, al menos eso lo vi
publicado en algún muro del Facebook…